Después de coger fuerzas con las brochetas de frutas, los niños pudieron diseñar y fabricar unos adornos navideños chulísimos. Con unos depresores de madera, temperas, pegatinas, un poco de silicona y mucha imaginación, sacaron los artistas que llevan dentro e hicieron copos de nieve, abetos de navidad, marcos de fotos… ¡una auténtica preciosidad!
Pero lo mejor de todo fue que pudieron desarrollar su socialización, su comunicación social, y poder disfrutar de toda una mañana haciendo nuevos amigos y conociéndose un poco mejor entre ellos.
Todos los niños coincidieron en que estaban deseando volver al próximo taller porque se lo habían pasado muy bien. ¡Les esperamos!