El Trastorno de Espectro Autista (T.E.A.), actualmente, va cobrando mayor uso la denominación de T.E.A. que T.G.D. (Trastorno General del Desarrollo) para referirnos a este conjunto de trastornos que comparte una sintomatología común. Se trata de un grupo de trastornos caracterizados por alteraciones de la interacción social y trastornos de comunicación verbal y no verbal, así como unos intereses y de actividades restringidas, estereotipadas y repetitivas.
La severidad de los síntomas varía de una persona a otra (de ahí la subdivisión actual en categorías). Es variable en el transcurso de la vida, con una relativa tendencia espontánea a la mejora, es posible que varias personas que presenten dificultades de intensidad muy variables reciban el diagnóstico de TEA.
Es importante destacar que dentro de los T.E.A. podemos distinguir aquellos que cursan con cuadros antes de los tres años de edad y que forman parte del Autismo típico, de aquellos que tras un curso evolutivo "normal" de inicio desarrollan los síntomas a partir de los tres años (comprenderían las formas atípicas).En la mayoría de casos, el desarrollo es atípico o anormal, desde las primeras edades siendo su evolución crónica. Sólo en contadas ocasiones las anomalías se presentan después de los cinco años de edad.
No se ha podido verificar su mayor ocurrencia dentro de ningún estrato social determinado ni en ninguna cultura en particular. Sí es conocida su mayor incidencia en varones (3-4/1), si bien parece que cuando se registra en mujeres suele cursar con una sintomatología más severa. Respecto a la prevalencia se establece alrededor de 4 a 7 de cada 10.000 niños aproximadamente.